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Porque los egipcios son sólo seres humanos, no son Dios.
    Sus caballos son de carne, no espíritu.
Cuando el SEÑOR extienda su brazo,
    el que viene a socorrerlos se tambaleará;
el que los ayudó caerá,
    y ambos terminarán destruidos.

Esto es lo que el SEÑOR me ha dicho:

«Gruñe el león, el león joven, sobre su presa.
    Llaman a un grupo de pastores para que lo espanten.
Pero él no se asusta al oírlos,
    ni se inquieta por el ruido que hacen.
De la misma forma, el SEÑOR Todopoderoso
    baja a luchar en[a] el monte Sion y sobre su cumbre.
Como pájaros revoloteando sobre su nido,
    así protegerá el SEÑOR Todopoderoso a Jerusalén.
La protegerá y salvará;
    la defenderá y rescatará».

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Footnotes

  1. 31:4 en o contra.